el último n. del kincenario
hildebrandt (113) trae dos notas, que están íntimamente
relacionadas; la primera se refiere al
intento de impedir la difusión de ciertos temas:
“NOS QUIEREN
ASUSTAR. comando conjunto nos
acusa de divulgar “información clasificada”.
Nuestra respuesta” (pp. 5-8)
la segunda nota es sobre la
distorsión y degradación que ha sufrido lo que iba a ser el Museo de la Memoria
y que lo desnaturaliza, se titula: “MUSEO DEMORADO
Y CON SESGO” (pp.
12-3)
es muy claro lo que el
systema pretende: NO TE
ENTERES Y NO
RECUERDES
y tiene un equipo muy
eficiente de lacayos para cumplir sus objetivos, impedir que nos informemos o
distorsionar lo poco que lleguemos a saber sobre lo que está pasando y, por
supuesto, borrar de nuestra memoria lo poco que sabemos de los crímenes ya
perpetrados
sobre esto último, lo ideal
para ellos sería desaparecer todo lo que ya está impreso y, vista la imposibilidá
de lograr esto, dificultar al máximo la difusión de todo ese material del que
es parte muy importante YUYANAPAK que,
como informa el hildebrandt, ya no tendrá espacio en lo que ya no será el MUSEO,
sino el “LUGAR dela MEMORIA”
esa medida, que es un atentado
contra nuestra memoria colectiva, desnaturaliza ese “lugar de la memoria”
por este motivo, sabiendo que
YUYANAPAK se está exhibiendo en el Museo dela nación y temiendo
que, en algún futuro ni muy lejano ni muy impredecible, usando alguna de sus artimañas
siniestras, el systema intente destruir, oculte o prohiba la exhibición de ese
valioso recordatorio, fuimos a ese Museion (la morada de las Mousai)
no había ningún letrero que
prohibiese tomar fotos, así que empezamos a tomarlas pero, en una de sus
rondas, el guardián del lugar (será también “sokrátiko”) nos informó que sí
estaba prohibido, así que guardamos la cámara. Estamos colocando aquí las pocas
fotos que tomamos, con un breve comentario copiado o inspirado en las leyendas
que las acompañan
esperamos que este art. no
sea una llamada de alerta para que los guardianes “sokrátikos” del systema cierren la muestra e impidan que
el público se siga enterando de algo que es parte muy importante de nuestro
pasado, de nuestra historia
la primera foto es de Edith
Lagos de quien se dice que, a los diecinueve años, cayó abatida en un
encuentro con las fuerzas del orden
lo interesante es que una
joven académica francesa, Mireille Buitron que, hace unos cuatro años estaba
preparando su thésis doctoral sobre ese tema, había encontrado cierta similitú
entre Edith Lagos y Jeane d’Arc, el máximo héroe francés (así, en masculino,
aunque se trató de una joven campesina, la Doncella) que hace seis siglos también había sido
legalmente condenada (y, además, en el
caso de la Virgen francesa, previamente torturada algo que, suponemos, aquí NO
sucede con las personas de sexo femenino) a ser quemada viva
la segunda foto es la del
entierro de Edith Lagos que, pese a la situación que se vivía en esos momentos
en lo que se consideraba el foco de la subversión, ha sido el más
multitudinario de que se tenga memoria Wamanjapi
hay muchas otras fotos muy
impactantes; por ejemplo, ésta donde aparece un guardían sokrátiko (entonces no
sabían que así se llamaban) que, con toda amabilidá, está pidiendo permiso para
ingresar a una vivienda
o éstas otras donde los
deudos asisten a un “desentierro” de lo que queda de alguno de sus seres
queridos
estas fotos son una muestra
mínima de cómo los S.W. trataban a la población civil cuando no había el más
mínimo atisbo de relación con nada que oliese a subversión
en lo que sigue, la leyenda
de la foto es concluyente; en lo que respecta a las “desapariciones”, los
culpables son los ahora llamados “sokratic watchmen”
y aquí, un poco
abusivamente, me hice fotografiar junto a una foto donde aparece un grupo de
deudos reclamando para, cuando menos, saber que ha sido de quienes en vida
fueron las personas que más amaban
por último, una denuncia de
que, en realidá, los procesos fueron una farsa total. Quizá recordando estas “teatralizaciones”
judiciales, el premié habló de “teatralización”; pero eran ello los que
teatralizaban
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