perpetrando II
el último libro de u-mala es
una rikísima mina de enseñanzas. El
artículo anterior, ke es un análisis muy inkompleto, fue publicado a pedido de algunos de los
ermanos ke frekuentaron nuestras reuniones en las escuelas nacionalistas de
lima (2002-4) y de una veintena de llajtakuna (2003-4) y, para terminar, en los
patios de algunas de las mazmorras kriollas (2005-9). Así pé, keda mucho, muchísimo pan por rebanar
empezamos esta 2ª pte con
unas pequeñas correcciones al novel historiador; el concilio de gangre o gangra,
no se realizó en el 324 (p. 58) sino
después del 340. Y las cruzadas NO ocurren entre los ss. xii y
xv (p. 119) sino entre los ss. xi y xiv
y, sobre historia perwana,
hace un buen medio siglo que se estableció que el tercer socio mayor para la
invasión del Tawantinsuyu NO fue el que señala u-mala (pp. 261, 293) sino un
tal espinoza que, por marrano, no podía figurar
tampoco es cierto que un tal
Jamurapi sea el autor de un inexistente “código del talión”: “el cristianismo supera en magnanimidad al
anterior Código del Talión (Hammurabi: ojo por ojo, diente por diente),...” (p.
109)
la legislación promulgada
por Jamurapi en el s. xviii, no es el “código del talión”,
sino el “código de hamurabi”, que es una serie de 282 “leyes” o disposiciones
que cubren una serie de aspectos legales entre las que hay una media docena que
mencionan ojos o dientes
pero como el código fue conocido,
reconocido, aceptado o aplicado en una zona muy amplia dentro de la que estaba
el territorio ocupado por los judíos, no es extraño que éstos hubiesen copiado
alguna de esas disposiciones en las que se exigía pagar “ojo por ojo
o diente por diente” (Ex 21, 12 o
23-5; Le 24, 20-1; Dt 19, 21) y que son conocidas como “ley del
Talión” (talio deriva de talis: tal, igual, semejante)
y ya que nuestro auctor está
pontificando sobre christianoserías, veamos un par más de errores: “Jesús antes de repartir entre sus apóstoles
el pan y el vino en el huerto de Getsemaní,...” (p.
162). Y, un poco más
adelante: “... Barrabás –colega de Cristo en la crucifixión-...” (p. 190)
aclaremos, si se rechaza el
christianismo (y sobre todo si la repulsión que provoca es radical) ni siquiera hay que mencionar sus textos; pero,
si se citan, hay que respetar lo que dicen
y lo que dice ese relato es
que hubo una cena en la que jesús reparte pan y vino entre sus discípulos y,
DESPUËS de esa cena, donde se repartió
la jama, sale con ellos a ese huerto
en cuanto a Barrabás, NO es
el colega del tal cristo en la crucifixión, él estaba detenido y es liberado a
pedido del pueblo que, simultáneamente, pide la crucifixión de jesús
es notable la intención del
auctor de impresionar incluso con su vocabulario: ‘Epicentro’ es un concepto de la geología o
sismología indesligable de ‘hypocentro’.
El núcleo del poder político-administrativo no está encima ni de un
centro, ni de un hypocentro es, simplemente, un centro
puede ser un centro de poder
autónomo como Josjo o Constaninopla (pp. 48, 275) o de poder y
corrupción como el vaticano (pp. 57,
72) o de resistencia y rebelión (pp.
116, 176, 190). Pero son centros,
NO son epicentros
tampoco es necesario
resucitar voces arcaicamente exóticas:
COLOMBROÑO (p. 270, aunque aquí
es eco de ya sabemos quién) o inventar
neologismos innecesarios: ‘huamanpomesco’,
‘nadadización’ o ‘implicidad’ (pp. 81, 102, 125)
esta “creatividad”
no se limita al castellano, también
el italiano (será italiano?) es agraciado con una nuova parola: CASTRATIS
(p. 128)
y para que nadie dude del
“etnonacionalismo” del autor (etno o
eno?) también el
RunapSimin recibe juk
musuj simi: PACHAPCHURIN’S (p.
26). Innovatio muy importante porque en ella u-mala se apodera de o expropia el apóstrofe
con que se indica el genitivo en inglés
-La etimología es la
“biología de la palabra”... (p. 285) pontifica nuestro auctor, aunque más exacto sería decir que la
etimología es la biografía de la palabra. Sin embargo las biografías made in
u-mala están falsificadas o gravemente distorsionadas
así, ‘antropología’ NO es
el estudio de los “antropoides”
(p. 127) sino el estudio del Runa, del hombre, del ser
humano que, en griego, es
“ánthropos” (ἄνϑρωπος). ‘Antropoide’ también deriva de ἄνϑροπος
veamos otro ejemplo de
agudísima indagación etimológica: “Pero así como
de aquel choque de civilizaciones emanaron,
“entre armas y caballos”, manifestaciones de sincretismo no solo
religioso, pues también las hubo de cretinismo; este último término,
galicismo (chrétin / cretino) derivado de la misma raíz etimológica de
“chrétien” (traducción al francés de la palabra latina christianus), desprendiéndose que en cierto
modo cristianizar rasparía con estupidizar, o sea cretinizar;...” (O.c.,
p. 94)
nuevamente, como se pretendió con ‘barbatus’
y ´barbarus´, aquí se establece una falsa relación. De un lado, está la vox ‘christus’
(χριστός) de la que deriva
‘christianus’ (χριστιανός) palabra de la
que, a su vez, derivan ‘cristiano’
(it. y cast.) o ‘chrétien’
de otro lado está la
vox ‘creta’: creta o greda; it. créta;
fr. craie. La creta o greda es de
un blanco amarillento, color que se consideraba característico de las personas
que sufrían cierto tipo de retraso mental
sin que interese en qué
lengua se hizo la derivación por primera vez, ‘cretino’ (it. y cast.) o ‘crétin’ (NO 'chrétin'; qué aprendiste en el franko-perwano?) derivan de ‘creta’, ‘créta’ o ´craie’ que, a su vez, derivan del latín
‘creta’, NO de
‘christus’
todos deberíamos tener
conciencia de lo tremendamente negativo, perjudicial y hasta letal que ha
resultado el cristianismo para la humanidad (estoy tocando este punto desde
diversos ángulos desde 1988 cuando lo expuse en Puerto Rico) pero no se puede mentir tan torpemente
y, nuevamente, a copiar otro
exquisito párrafo de este texto tan rico en enseñanzas: “Las culturas europeas, en
conjunto referidas con el sobrenombre de “occidente”, lo son en función del
“oriente asiático”; pero desde la perspectiva americana (Abya Yala), estando
europa al este (poniente) de nuestro continente, ¡pues son
orientales!” (O.c.,
p. 60)
weno, un poco difícil
entender que europa esté ubicada “al
este (poniente) de
nuestro continente” o que
esas culturas europeas que están al poniente de
AbiaYala sean “orientales”; pero
eso no es lo principal
en el 2003 escribimos un
art. (“¿Existe la cultura “occidental?” que fue publicado con los recortes y
modificaciones que solía cometer el dueño del quincenario) donde se explicaba
la estupidez o mañosería de hablar de
culturas en términos geográficos
como además con-versamos
sobre el tema con esa persona, creímos haberlo con-vencido, pero no fue así, aunque
parece que algo recuerda; en todo caso, no mucho porque, a lo largo del libro,
la palabreja (o sus derivados) es repetida ad nauseam
aquí hay incoherencia:
“eso es oriental, pero yo lo llamo occidental”. Pero no sólo hay incoherencia, hay el servilismo: “lo llamo occidental porque así lo llaman ellos”. Como también es incoherente proclamarse
antiimperialista y afirmar que el atentado contra las torres de newyork fue
cometido por la “resistencia islámica”
(p. 298)
las sospechas de que fue un
autoatentado surgieron muy pronto, dada la incoherencia entre la versión
oficial y algunos hechos que no podían ser ocultados. A más de una década después de ocurrido el
hecho, afirmar que el atentado fue obra de musulmanes es ser un vocero más del
establishment o parlotear como un lorito borracho (o drogado)
el servilismo mental
(conciente o no) también aflora cuando se utilizan términos que tienen una
carga indesligable con determinada ideología, como la palabra ‘gentiles’ (p. 59)
o como cuando seguimos
usando expresiones que significan exactamente lo contrario como ‘lavado
cerebral’ que, en el contexto en que aparece en el texto (p. 107) es polución o enmerdado cerebral. Sobre esto, allá por el 2003, también escribí
algo que entregué en la dirección del quincenario... pero
no se publicó... solía suceder
podría pensarse que ya es
suficiente, pero no, faltan todavía los puntos más importantes que dejamos para un próximo artículo
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