XXII
TÓ DOMINATIONIS
ΠAPÁΔEIΓMA vel “el
pensamiento garcilaso” & LA
ASTUCIA DEL TITULO
Concluimos con un punto que
interesaría solo a maniáticos puntillosamente celosos guardianes de alguna
tonta “pureza heráldica”; pero como el ψεῦδος inca fue uno de esos especímenes,
como un último omenaje a su memoria, veamos su status.
Salvo ciertas obras de
carácter exclusivamente científico, todo lo que se escribe es de algún modo, a
la larga y en el fondo, auto-bio-gráphico; y hay obras en que la γραφή distorsiona
tanto al βίος que éste se rebela y corrige, desmiente o contradice lo que el
auctor ha puesto en su scriptum; se le suele llamar la traición del sub-conciente.
Pero no es la traición del
sub-conciente, es la corrección al montón de falsedades que muchos escritores o
escribidores acumulan sobre sí mesmos como cuando, poráy, alguno es esos
especímenes describe su vida como un ir “contra viento y marea” cuando lo único
que han hecho es arrastrarse tras fama y dinero y por eso, en los sesenta
fungió de castrista y en el ochenta de tatcheriano.
Este sujeto, el más importante
portavoz, vocero o voceador del systema desde la fin de siècle, ha mentido
tanto sobre sí y “sus circunstancias” que sería facilísimo mostrarlo como lo
que es solamente revisando sus escritos; quizás en algún momento nos animemos a
la tarea no de insecti-cida, pero sí de espanta-cucarachas o algo parecido.
Por ahora estamos terminando
con el principal responsable de que este país sea lo que es y esté como está… JODIDO!
Y no porque se haya jodido en alguno de los brillantes momentos de su
gloriosa historia, sino porque así nació.
Los cambios de nombre de garcilaso son de
sobra conocidos, y han sido comentados, explicados, explicitados, justificados
y hasta alabados ad nauseam, pero sus “cambios raciales” o éthnicos han pasado
quasi desapercibidos. En diversas partes de su obra, garcilaso se ubica en tres
categorías raciales diferentes e intentó asaltar la cuarta de modo más bien
oblicuo.
Sabía que si declaraba
abiertamente que era español, de inmediato sería puesto en su sitio; por ello,
a lo más, en algún momento se presentó como “ilustre capitán de su
majestad”. En los ss. xvi y xvii, para cualquiera de los pocos lectores que
había en españa (la tasa del analfabetismo en la uropa de esa época era
increíblemente alta y la de los españoles de las más altas) un oficial de su
majestá era, de modo casi automático, un “caballero español”.
Por supuesto que, aunque le
desagradase profundamente, garcilaso sabía que, desgraciada e irremediablemente,
no era un pur sang;, era un mestizo o mesticillo;
recordando el diminutivo cariñoso con que califica al “inca” el garcilasólatra
mayor del reyno, el más prosapiudo “noble” de la localidá (II, 15).
Al ser un mestizo, garcilaso
NO era ni español ni “indio”, aunque
en las dos dedicatorias a felipe (1586 y 1589) presenta su versión de los Diáloghi de Judah Abarbanel como “la traduzión del indio”. En las “Advertencias” de los CR se presenta como indio; y
más adelante, se reafirma como “indio,
hijo de su tierra… un indio nascido entre
los indios” (I, xix).
En la Florida también proclamó su “indianidad”: “soy indio del Perú” (Fl. II, 1ª pte., x) aunque en el “Proemio
al letor” había escrito que es “hijo de
un español y de una india”; como tal, es mestizo y, algo muy importante,
agrega que tanto ‘mestizo’, como ‘criollo’, ‘mulato’, ‘cuarterón’, ‘negro’ y
‘español’ son los nombres que hay “en
Indias para nombrar las naciones
intrusas no naturales de ella” (xiii).
Cuando toca el mismo punto
en CR además de agregar al léxico racial algunas otras voces, declara su
orgullo por ser llamado mestizo porque es
nombre impuesto por nuestros padres y por su significación, me
lo llamo yo a boca llena, y me honró con él (IX, xxxi).
Ora bien, tan importante como
el reconocimiento de que es parte de una ethnia “intrusa, no natural de las Indias”, es que en CR calle su intrusión.
Pero en la Florida no solo se le
“escapó” a Garcilaso que pertenece a una “nación
intrusa”, sino también esta frase: “soy
hijo de palla y sobrino de Incas” (II, 1ª pte., vi)
“Soy
sobrimo de incas”, es decir, yo NO soy inca, los incas son
mis tíos. Cierto, si ni siquiera es “indio”, mucho menos podría ser Inka; no
pertenecía a esa ethnia ni, mucho menos, a la casta Inka. Y recién se le ocurre
autoproclamarse “inca” en 1594 (Miróquesada, 1945, 181) es decir, ya mediada la
sexta década de su vida tan útil y tan valiosa (para el poder saqueador,
asesino, genocida y kulturicida).
Pero “inca”, de qué, ante
quién o quiénes y, sobre todo, para qué? El título parecería tan tonto como el
del conde de Val del Omar y, aparentemente, mucho menos útil que el de “amauta”
que, salvo rarísimas excepciones, el estado peruano otorga a sus plumíferos más
conspicuos para incrementar en algo su ración presupuestívora.
Ora bien, dentro de la ideología
inka no cabe hablar de legitimidad o bastardía (tampoco de mayorazgos,
primogenituras o derechos de sucesión) pero, con la invasión esa ideología es
eclipsada, desplazada y reemplazada por la del invasor; y eso es lo que garcilaso presenta como costumbre
nativa cuando discrimina entre las concubinas (como su madre) y
la mujer principal legítima… y los hijos
que de ésas nacían ni eran legítimos ni se igualaban en honra ni en la herencia
con los de la mujer principal.” (I, iv)
Que Betanzos diga lo mismo (1ª
pte., xvi) no es de extrañar; él aparte de ser español está emparejado con una
“noble” (biznieta de PachaKutej) esas gentes que con la mayor premura, el
máximo entusiasmo e inocultables intereses subalternos acogieron en bloque la “ideología”
del vencedor y se empeñaron en tratar de demostrar que era idéntica a la
“incaica”.
Esa posición christiana
desprecia al bastardo; y más al bastardo mestizo, mezclado o chusko, aún cuando
los padres de ese engendro o mistura le oviessen regalado al rey de españa un
nuevo mundo más extenso y muchísimo más rico que el eredado.
Pero, de haberse restaurado
el Tawantinsuyu, la suerte del “inca” tampoco oviesse sido muy envidiable
porque, muy plausiblemente, la fauna a la que garcilaso dice estar muy
orgulloso de pertenecer (y que merece la condena más radical del WamanPuma)
oviesse desaparecido.
Para un hypothético colegio
heráldico inka, este engendro oviesse sido una vergüenza y una gravísima falta
que ofende a la MamaPacha y que debería ser borrada de inmediato; ningún
Amauta, ningún Inka lo oviesse aceptado y, como lo preconiza WamanPuna, se le
oviesse decretado la UshananJanpi. Solo en la agonía que estaba sufriendo el
Tawantinsuyu, cuando todo se puso cabeza abajo, como ha quedado desde entonces,
se podrían aceptar monstruosidades como ésas, inimaginables hasta allí.
La ascendencia materna, más que
enorgullecer a garcilaso le incomodaba amargamente; por eso, jamás firmó “Garcilaso Chimpu Ocllo” como asevera
CDV (1965, 56). Por lo demás, en algún momento la “palla” y ChinpuOkllo se
esfumaron y solo quedó, como lo declara la pobre mujer en su testamento, “la india Isabel Xuárez, natural de Cuzco…”
(Miróquesada 140).
Y esto concuerda plenamente
con el dictamen de su bastardo que declara que su madre es “más noble por ‘las aguas del bautismo’ que
‘por la sangre de los emperadores incas del Perú’…” (143). Por lo demás, el
juicio que le merece al “indio” garcilaso la color de una nieta de Waskar también
se le podría aplicar a su madre:
Era hermosísima mujer, y fuéralo mucho
más si el color trigueño no le quitara parte de la hermosura, como lo hace a
las mujeres de aquella tierra… (HGP, VIII, xi)
Cuando buena parte de los
ingresos de l@s “indiecit@s” de los niveles más bajos de la “pirámide” se va en
la compra de cremas “blanqueadoras” ell@s, sin saberlo, están siguiendo la
receta garcilasista para hermosearse. La hermosura es “blanca”; así pé,
blanquéate! Este “inca” es antepasado intelectual del pobre Michael Jackson,
ese negro que por blanquearse murió de cáncer a la piel.
La akulturalienación de
garcilaso había barrido cualquier brizna de ideología Inkaika que pudiese haber
tenido y declararse “indio” o, más aún, “inca”, solo fue un ardid para
marketear y bestsellizar sus libros.
Lo único authéntico son los
alaridos con los que proclamaba su condición de castellano y de christiano que,
cual podridas heces licuefactas, infectan todas sus historias y son la prueba
innegable de su traición al legado materno que, además, ataca a la menor
oportunidad como cuando se refiere al Gran PachaKamaj: “enmudecieron los demonios con los sacramentos de la santa madre iglesia
romana” (HGP I, xxx).
Por lo mismo, en su viaje a
españa, al pasar cerca del santuario pese a conocer su enorme importancia
(1953, xxix) no lo visita ni por la curiosidad más elemental y se limita a “pasar… por el valle tradicional de
Pachacamac” (Miróquesada, 119), temería el justo castigo del JatunApu
convertido ahora en un gran demonio?
Pero la podre ya había
empezado en la generación anterior; su madre y es@s ti@s que sobrevivían solo
para moquear, lacrimear y gimotear lamentando su status perdido, ya estaban
totalmente A-kulralienados. (Como ya se ha mencionado, Ella Dunbar TEMPLE
AGUILAR ha hecho un recuento desolador de la descendencia de WaynaKapaj.)
Nada anula ni se antepone a
la “sangre” (la herencia genética es indeleble) de lo que el “inca” está
renegando en esa declaración es del legado kultural Inka y ya sabemos hasta qué
punto el sobrino de Paullu superó con creces a su tío en la carrera de apóstata
o traidor; sobrepasándolo ampliamente, fue sikario en todos los campos de
actividad, no solo sirvió a sus amos con la espada, sino también con la pluma
y, además, con mucho orgullo, paseó su librea por ambos mundos.
En 1603 garcilaso recibe el
confessionario de 1585 y lo elogia porque, para hablar
… de la religión cristiana con los
indios, no les hablen por los vocablos que para decir estas cosas y otros en su
gentilidad ellos tenían, porque no les acuerden las supersticiones que las
significaciones de aquellas dicciones incluyen en sí, sino que del todo se les
quite la memoria de ellas. (HGP, I, xxiii)
A diferencia de los
estudiosos de la obra de cervantes que ignoran la existencia de garcilaso, los
admiradores del frustrado aspirante a prebendado o mercedario de la corona
suelen asociarlo al también frustrado aspirante a corregidor; pero esta bene-dictio
que el mesticillo envía desde la metrópolis a los kulturicidas que en la
colonia están DES-memoriando o DES-cerebrando a los “indios”, nos
recuerda más bien a otro contemporáneo de garcilaso que advierte que, sin
memoria, la vida solo sería “a tale told
by an idiot, / full of sound and fury, / signifying nothing.”
Bien, ése fue el objetivo de
los extirpadores de idolatrías, quitar el sentido o significado a la vida de
muchos de los sobrevivientes del genocidio; y eso fue ese kulturicidio que se
prolonga todavía y al que se refiere LEV:
“Cinco siglos que el blanco
persiguió tenazmente el suicidio espiritual de esta gran raza.” (1927, 101)
Pero no solo fue el
kulturicidio; además de las muertes causadas por los enfrentamientos o por las
pestes traídas por el invasor, otro factor del “despoblamiento” de AbiaYala fue
el alto número de suicidios reales o materiales de muchos individuos, grupos o
ethnias.
Con talante de encomendero,
preocupado por enriquecerse a costa de sus encomendados, garcilaso anota un
suicidio colectivo que le fue relatado por sus informantes:
Y entonces estaba aquella tierra
próspera y rica y muy poblada de indios, los cuales, poco después, dieron en
ahorcarse casi todos. Y la causa fue que, como toda aquella región de tierra
sea muy caliente y húmida, la gente natural que en ella había era regalada y
floja y para poco trabajo. Y, como por la mucha fertilidad y fructos que la
tierra tiene de suyo, no tuviesen necesidad de trabajar mucho para sembrar y
coger, que por poco maíz que sembraban cogían por año más de lo que habían
menester para el sustento de la vida natural, que ellos no pretendían otra
cosa; y, como no conociesen el oro por riqueza, ni lo estimasen, hacíales de
mal el sacarlo de los arroyos y sobre haz de la tierra donde se cría, y sentían
demasiadamente, por poca que fuese, la molestia que sobre ello les daban los
españoles. Y como también el demonio incitase por su parte, y con gente tan
simple, viciosa y holgazana pudiese lo que quisiese, sucedió que, por no sacar
oro, que en esta isla lo hay bueno y en abundancia, se ahorcaron de tal manera
y con tanta priesa que hubo día de amanecer cincuenta casas juntas de indios
ahorcados con sus mujeres y hijos de un mismo pueblo, que apenas quedó en él
hombre viviente, que era la mayor lástima del mundo verlos colgados de los
árboles, como pájaros zorzales cuando les arman lazos. Y no bastaron remedios
que los españoles procuraron y hicieron para lo estorbar. Con esta plaga tan
abominable se consumieron los naturales de aquella isla y sus comarcas, que hoy
casi no hay ninguno. De este hecho sucedió después la carestía de los negros,
que al presente hay, para llevarlos a todas partes de Indias, que trabajen en
las minas. (Florida I,
xii)
Este largo párrafo es anthológico;
había una tierra donde no había “necesidad
de trabajar mucho para sembrar y
coger, que por poco que se sembrase daba más de lo que se necesitaba para el sustento de la vida natural” de
sus habitantes que, además, “no
pretendían otra cosa” y que “no conocían el oro por riqueza ni lo estimaban”.
Por lo mismo, como los
invasores pretendían obligarlos a “sacar
el oro de los arroyos y sobre la haz
de la tierra”, estos indios que, a diferencia de garcilaso, el más
trabajador y complicado (complexo o acomplexado) de los indios, eran simples, regalados,
flojos, viciosos y holgazanes, “sentían demasiadamente, por poca que
fuese, la molestia que sobre ello les daban los españoles.”
Piru, siñor inkomindiro, oro
no está “sobre la haz de la tierra”, si así fuese, no habría que
sacarlo, sino que recogerlo (ti das cuinta, máistro del
idioma?) Y para sacarlo, hay que
entrar socavón, enfermar pulmón y morir de pneumoconiosis; así pé, no es tan
demasiadamente poca la molestia que querés darnos patroncito garcilacito.
Y por supuesto que no solo
se trataba de los vicios o defectos de esta indiada rebelde, ocurre que también
estaban bajo el dominio o influencia del diablo que campeaba en AbiaYala hasta
que colón & cía trajeron a su dios que expulsó al diablo y a todos los
demonios que aquí habían.
Por este motivo, en la “Dedicatoria”
de la HGP, garcilaso diz que gracias a
“las invencibles armas” de los
invasores
se nos comunicó… el sumo y verdadero
Dios, con la fe de la Santa Madre Iglesia Romana, al cabo de tantos millares de
años que aquellas naciones, tantas y tan grandes, permanecían en las
tristísimas tinieblas de su gentilidad.
Pero donde todavía no se
había impuesto “el sumo y verdadero dios”,
todavía imperaba el diablo y ese diablo incitó a esos gentiles para que se
suicidasen en vez de trabajar como esclavos para conseguir ese oro que tan
necesario era para sus christianos amos.
Por eso todo buen indio, es
decir, el indio ya christianizado, comprende que su deber más importante es
sacar el oro de la mina aún a costa de su salud o de su vida. Y recordemos que
solamente el CerroRico devoró en menos de tres siglos entre diez o doce
millones de indígenas.
Así pues, en esa isla se
ahorcaron TODOS, pese a los esfuerzos de los buenos españoles que quisieron
salvarles la vida para hundirlos en la mina para que, como buenos christianos,
salvados de las garras del diablo, cumpliesen el destino que el buen dios tenía
reservado a los nativos de AbiaYala. Esa “plaga
tan abominable” fue uno de los factores que contribuyeron al “despoblamiento” de este continente y
por supuesto que garcilaso la condena del modo más enérgico posible.
La δίψα de libertad es una
plaga abominable, a diferencia de la
dípsa-manía o dípsa-adictio al oro que es admirable.
Y la salud, la libertad y la vida de gentes y pueblos deben estar al servicio
esa sagrada dípsa y, si es necesario que desaparezcan, pues habrá que
desaparecerlos.
Está ocurriendo en este
continente desde 1492 y aunque el systema lo oculta o minimiza, es lo que vertebra
la historia de este país. Aquí, en este 2014, la mafia en el poder ya tiene
programadas en su agenda varios posibles genocidios; por lo mismo, umala acaba
de promulgar una ley asegurando la total impunidad para los sikarios del estado
que asesinen a todo el que se atreva a protestar.
Actualmente, el caso más
notable (aunque no el único) es el de Conga donde el Pueblo sigue resistiendo
los ataques de las fuerzas de ocupación a órdenes de la transnacional que desea
culminar la tarea de agotar el oro que encierran sus tierras sin que les importe
la destrucción de todo un maraviloso systema hydrológico que es el substento de
la vida en la región.
Werner SOMBART recuerda
estas frases de colón en una carta que dirige a isabel:
El oro es excelentísimo, con él se hace
tesoro y con el tesoro quien lo tiene hace cuanto quiere en el mundo y llega
que echa las ánimas al paraíso. (40)
Pero colón, desde mucho
antes de esto, sabía perfectamente hacía dónde venía y a qué venía a estas
tierras en las que abundaba ese oro que los hipnotizaba y los sigue
hipnotizando y que todavía no se ha agotado.
Desde 1492 está marcado el
destino de este continente; el systema le asignó ese papel de mina de europa
que describe el libro de Eduardo GALEANO (Las
venas abiertas de América Latina).
Y ahora ya no se saquea solamente oro, sino todos los demás metales y minerales,
y maderas, y mano de obra (material e intelectual) barata y un asombroso cúmulo
de conocimientos milenarios que nos continúan expropiando.
Los pueblos se van
percatando de esta situación y empiezan a reaccionar; en algunos países se va
logrando cierto grado de autonomía, pero el esquema no ha variado de modo
substancial. Paralelamente, para su defensa “intelectual”, el systema ha
multiplicado la horda de sus sikarios parlescribidores, pero ninguno de ellos
(nobeles o noveles) tiene, ni de lejos, el nivel de garcilaso, el awelo de toda
esa fauna y creador del parádeigma de dominación vigente o “pensamiento garcilaso”.
Cuando, de un modo
totalmente estúpido, garcía tildó a los indígenas de Bawa de perros de hortelano
estaba en línea directa con ese “pensamiento”
del que la thésis del “mestizo prosapiudo”
es uno de sus corolarios. Ni eran ni son los perros de ningún hortelano, son
los hortelanos, es decir, son los dueños de sus huertos o de sus chakras,
aunque el proceso de DES-poseerlos
que empezó en la colonia, se agudizó a partir del “libertador” y la actual mafia quisiera terminar de DES-poseer a los nativos o de
exterminarlos porque las transnacionales saqueadoras requieren esas tierras por
las riquezas que encierran.
Pero todo esto es,
simplemente, la lamentble e indignante continuación de ese Holocausto en que “DES-aparecieron” más de TREINTA
MILLONES de habitantes del Tawantinsuyu y más de CIEN MILLONES en AbiaYala solamente en el primer siglo de la
invasión genocida ibérica.
Inimaginable genocidio del
que garcilaso no se digna mencionar; claro que hay que tener en cuenta el telón
de fondo que anota Pierre DUVIOLS a propósito de Joan de sta. cruz que busca “eventuales recompensas del poder colonial”
y que:
En este asunto, su postura es comparable
a la de Guamán Puma de Ayala y del inca Garcilaso.
(20)
Pero el WP, pese a que se
adhiere “a las propuestas oficiales
antilascasianas” (xxxvi) cuando menos denuncia, ilustrándolos, algunos de
los abusos que autoridades, curas y encomenderos cometen contra los indígenas y
considera que, desde la llegada de los españoles, todo está cabeza abajo y que
no hay remedio (todavía).
Por otra parte, muchos
españoles contemporáneos de los hechos los denuncian o condenan, sobre todo el más
importante defensor de los DDHH en AbiaYala, Bartolomé delas Casas que, por lo
mismo, se ganó la hostilidad del “inca”
que, medio siglo después de la muerte del insigne philánthropos lo acusa de
perturbar la pax hispaniola:
algunas personas, mostrándose celosas
del bien común de los indios, sin mirar los inconvenientes que en mal y daño de
los mismos que pretendían remediar causaban con su mal consejo y poca
prudencia, propusieron en el consejo real de las indias que convenía hacerse
nuevas leyes y ordenanazas para el buen gobierno de los imperios de México y
Perú. Y el que más insistió en esto fue un fraile llamado Fray Bartolomé de las
Casas… (HGP III, xix)
En el capítulo siguiente,
Garcilaso aclara que hablar de abusos contra los indígenas es exagerado porque “muchos” españoles “les pagaban su trabajo y trataban como a hijos”. Y prosigue el
ataque contra delas Casas que, en 1539
llegó a Madrid… y en sus sermones y pláticas familiares se
mostraba muy celoso del bien común de los indios y gran defensor de ellos.
Proponía y sustentaba cosas que, aunque parecían santas y buenas, por otra
parte se mostraban muy rigurosas y dificultosas para ponerlas en efecto. Propúsolas
en el supremo consejo de indias donde no fueron muy bien recibidas, porque las
repudió García… que… entretuvo su pretensión hasta mil quinientos cuarentidós,
que volvió a España el emperador carlos… que… se persuadió… a lo que el fraile
quería… y al fin se proveyó lo que Fray Bartolomé pretendía… De manera que se
ve claro la diligencia y solicitud que el Demonio traía en estorbar la
predicación del santo evangelio en el Perú, pues apenas se acababa de apagar un
fuego… cuando tenía solicitado y procurado encender otro mayor y peor, como se
verá por los mismos hechos que las ordenanzas causaron.
Garcilaso se está refiriendo
a las revueltas de los encomenderos contra las ordenanzas que pretendían
proteger a los indígenas aunque fuese mínimamente de los terribles abusos a que
esta banda de asesinos los sometía y quel al ver eliminados o disminuidos en
algo los privilegios más habidos, se rebelaron.
Evidentemente que este
periodo de turbulencias afectó la “predicación” del evangelion de sumisión; además,
con gran satisfacción, garcilaso recuerda que pretender eliminar la mita minera
fue una idea tonta que no funcionó; sigue vigente y, en tanto que el systema de
dominación pretenda funcionar, es imposible eliminar:
Y a lo que la ley dice que no se echasen
indios a las minas, no tengo que decir, sino remitirme a los indios que hoy
(1611) trabajan por orden de los gobernadores en las minas de plata del cerro
Potosi y en las de azogue, en la provincia Huanca, que si lo dejasen de hacer,
no traerían la plata y el oro que cada año traen a España de aquel imperio.
En menos de tres siglos, el
Cerro Rico de Potosi devoró una decena o una docena de millones de indígenas; y
el azogue WankaWillkapi, a cuántos? Pero esto no importa, lo que importa es que
se mantenga el flujo de oro y plata que llega a españa desde “aquel imperio”.
Por lo mismo, el mayor deber
de garcilaso es
Celebrar… las grandezas de los heroicos españoles que con
su valor y ciencia militar ganaron, para Dios, para su Rey y para sí, aquese
rico Imperio, cuyos nombres, dignos de cedro, viven… y vivirán inmortales en la
memoria de los mortales. (HGP, Prólogo)
La
Florida, además de ser la “epopeya” que glorifica e inmortaliza
las hazañas de los eroicos soldados españoles que intentaron asentarse allí es
un descarado llamado al más brutal imperialismo genocida; desde el “Proemio al letor”, el “inca” clama porque no se desista del empeño de ocupar esa
región y que
se esfuerce España a la ganar y poblar,
aunque… no sea más de para hacer colonias donde envíe a habitar sus hijos, como
lo hacían los romanos cuando no cabían en su patria, porque es tierra fértil y
abundante de todo lo necesario para la vida humana…
Hay que “ganar” esas tierras, es decir, hay que
despojar a los “indios”; luego, bien sea como resultado del ataque bélico, del
bacteriológico o de la situación a que van a quedar sometidos los nativos, es
fácil prever que esas tierras se van a “DES-poblar”;
así que, luego, habrá que “poblar” o
RE-poblar los territorios “ganados”. Todo imperialismo es
genocida, “despuebla” los
territorios que “gana”; y esto es lo
que, insistente y monótonamente, defiende el “inca”:
deben los españoles… por su propia honra
y provecho, esforzarse a la conquista de este imperio donde hay tierras tan
largas y anchas, tan fértiles y tan acomodadas para la vida humana como las
hemos visto.
Y en su libro pósthumo,
garcilaso vuelve a la carga cuando el gobernador de turno, para apaciguar a los
españoles descontentos, a imitación de pizarro, los envió
a que ganasen y poblasen en diversas
partes de la tierra, para que hubiese heredades e indios que respartirles.
(III, xix)
Vemos que el indiezuelo se
siente perfectamente encajado en el systema explotador y genocida que lo
eligió, acogió, refugió, akulturalienó y tituló de “inca”; ya se alucina todo
un encomendero pero, sabiendo que no lo es ni podría serlo, se prestó para ser
el más importante sikario intectual del establishment.
Macera en un intento
frustrado de “justificar” la pretensión de garcilaso de hacerse español,
pregunta, responde y parece creer que Garcilaso vivió varios momentos:
¿Y qué hace para ser español? Las más
grandes porquerías que puede hacer un arribista, un meteque, y la peor…
combatir en España a mestizos iguales a él. Garcilaso consigue ser capitán en
España combatiendo a los mestizos y criollos de las Alpujarras. En ese momento,
Garcilaso es una mierda con todas sus palabras.
(1983, 374)
Y no es que “en ese momento garcilaso sea una mierda con
todas sus palabras” y que luego dejase de serlo. Siguió siendo “una mierda con todas sus letras” o algo
peor usque ad finem porque, en ningún momento tomó distancia ni, mucho menos,
renegó de su participación en el genocidio de las Alpujarras algunos podrían considerar
que fue un arrebato “juvenil”; al contrario, siempre se mostró orgulloso de ser
un sikario asesino o genocida.
En la Florida (1605) este “indio
del Perú”, lamenta que, al atacar los españoles invasores a los “indios” de
eso lugares, como resultado del enfrentamiento, “los nuestros no salieron de
la batalla que no quedasen heridos los más…” (VI, x). Y un poco más adelante,
exultante de orgullo ispanoimperialista vocea: “Nuestros españoles se
derramaron por diversas partes del mundo…” (xx).
Ya no se trata de “combatir”
o asesinar moriscos, aquí se habla o escribe de invadir territorios y de
asesinar a sus legítimos propietarios, los “indios”. E incluso en su libro
pósthumo, garcilaso se reafirma en esta su profesión de fe imperialista y
genocida; allí vuelve a vanagloriarse de haber servido a su amo y señor con la
espada y con la pluma y a insistir en la “necesidad” de “ganar” los territorios
de La Florida para que
España… transplantada… pudiera dar fruto de bendición, desmontando a
fuerza de brazos la maleza del fiero paganismo, plantando… el árbol de la cruz…
(“Prólogo”)
Y en esa Florida lamenta no poder ser un sikario
material, asesino directo o inmediato ya no de moriscos, sino de “indios”:
De mí sé decir que, si conforme el ánimo
y deseo, hubiera dado el Señor la posibilidad, holgara gastarla juntamente con
la vida en esta heroica empresa. (VI, ix)
Este “indio” listo para
asesinar a sus “hermanos”, real o literariamente, es un ejemplo del que esas bestias
a las que se refiere uno de sus admiradores:
El indio, siempre el indio, luchó por y
no contra sus opresores, y disparó su arma contra sus hermanos de raza. En las
revoluciones y en las guerras externas, el indio es “la carne de cañón”.
Derramó su sangre por defender a sus amos. (LEV 1927, 97)
No cabe la menor duda de que
en 1780 garcilaso oviesse estado al lado o detrás de PumaKawa y los demás
“nobles” dispuestos a ser “carne de cañón” de sus amos y asesinos de sus
hermanos.
Sin embargo, se autoproclamó
“inca” y declaró amar apasionadamente a su patria (cuál?) y ese camouflage lo
marketeó del modo más eficiente posible; la aparición de catecismos disfrazados
de “historia” y firmados por un “inca” fue el colmo de la astucia de la cía.
Lograron su objetivo y
sentaron un precedente que recién ahora la cía s. xxi, está explotando y con
bastante éxito, pese a la torpeza de ambas partes (nunca “oligo-archía” ha sido
tan consubstancialmente “oligo-phrenia”) la de ellos y la de su indiezuelo o mesticillo
de turno, llámese cholo sano y sagrado o cosito.
Pobres diablos engendrados por
ese infame bloody cocktail que es el perú oficial nacido “gracias” a francisco
pizarro, bautizado por vicente valverde y adoctrinado por la cía ventrilocuando
su muñecón, akulturalienado al extremo de proponerse como el objetivo de su
vida (y volvemos a repetir y a corregir el juicio del maestro porras,
doctissime eruditus: “la justificación
de la conquista española, la exaltación de los beneficios de la fe y de la
cultura, la defensa de la obra heroica y empeñosa de los conquistadores…”
(1969. 21 y 1968, 401).
Esta sentencia del más
importante descendiente espiritual del “inca” y uno de sus más importantes
admiradores es inapelable y simplemente recoge el “espíritu” y la letra de toda
la producción escrita de garcilaso que, de principio a fin muestra, malgré
Macera o cualquier otro posible disculpador o justificador de ese gran prosista,
una férrea coherencia innegable y envidiable.
Desde españa, sin ser un
mercenario de toledo y sin siquiera conocerlo, pero sirviendo todos ellos a una
misma finalidad, Garcilaso, gracias a su camouflage incaico que la ganaba
máxima credibilidad (de cuyos rescoldos, que aún iluminan su capilla, fermentan
los παράσίτοι de su putrefacta carroña)
y que, por lo mismo, resultó el más eficiente ejemplar de esa despreciable
fauna de sikarios intectuales convocados por toledo para denigrar al
Tawantinsuyu en su afán de “justificar” la invasión, el genokulturicidio y la
dependencia de españa (o de quien fuese) per sæcula sæculorum.
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